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viernes, 13 de julio de 2012

20 FORMAS DE TORTURAR

El tenedor de los herejes: Dotado de dos puntas en cada uno de sus extremos, este cruel tenedor estaba ideado para que los herejes confesaran permitiéndoles mover la boca únicamente para hablar susurrando. Por medio de un cinturón se fijaba el tenedor al cuello del torturado que debía mantener el tiempo máximo la cabeza hacia atrás para no clavarse en el esternón y la barbilla los afilados pinchos.












Taburete Sumergible:
Utilizado principalmente en mujeres acusadas de brujería. La silla era sumergida bajo el agua quedando la persona torturada inmovilizada bajo el agua sin poder respirar, el inquisidor decidía cuanto tiempo debía permanecer el torturado o torturada sumergido, el proceso solía repetirse hasta que el torturado moría ahogado o confesaba, caso en el cual se ejecutaba al acusado ahorcándole o en la hoguera más tarde.













Las botas:
Las piernas de la victima se colocaban entre dos planchas de madera que se unían por medio de cuerdas. entre las piernas se situaban unas cuñas que la persona que realizaba la tortura golpeaba repetidamente con un martillo, se podían introducir hasta una docena de ests cuñas, cada vez que se realizaba un golpe preciso los huesos de las piernas se fragmentaban. Cuando se retiraban las tablas lo que antiguamente eran las piernas se convertía en un amasijo de huesos rotos que tan sólo la piel impedían que cayeran al suelo.












La tortura de agua:
Se ataba a la víctima con un alambre de espino y se le tapaba la boca con trapos para que no pudiese vomitar, por medio de unos tubos se le introducía por los conductos nasales agua hasta que su estómago estuviese a punto de explotar, al hincharse el abdomen los alambres de espino se clavaban en el cuerpo, el forcejeo causado por el agudo dolor de sentir como tu estómago esta apunto de explotar causaba que el alambre de espinos se te clavara en muñecas y tobillos.

Pero esto no era todo una vez hinchado los torturadores te empezaban a pegar patadas y saltar encima hasta que el estómago explotara y te causara la muerte.
















La zarpa de gato:
El torturado era colgado desnudo y con un instrumento dotado de garfios en la punta y era "rascado".

Las afiladas uñas de esta zarpa de gato desgarraban la piel y arrancaban tiras de carne, a menudo los garfios penetraban tan hondo que dejaban el hueso a descubierto e includo podían "rascarlo". El torturado solía morir desangrado o quedaba inconsciente debido al dolor.















El potro de tortura:
Te tumbaban en un mesón de madera y ataban las muñecas al cabecero de esta, los pies se ataban a su vez fijados a un rodamiento que por medio de un mecanismo iba enrollando la cuerda de tus pies, al hacerlo se generaba una tensión que hacia que el cuerpo se estirase al máximo.

Las articulaciones
no podían dar mas de si y acababan desencándote hombros y caderas cuando la fuerza de tus músculos fallaba.













Descuartizado por caballos:
Una versión del potro un tanto macabra, se ataba una cuerda a cada extremidad del prisionero y a su vez el otro extremo de la cuerda a un caballo, de este modo un caballo estiraría un brazo o una pierna, en un momento determinado se fustigaba a los cuatro caballos que tiraban con fuerza de la cuerda arrancando literalmente la extremidad del torturado.

Esta era una ejecución pública que se solía emplear para asesinatos o intentos de asesinato a la realeza u otros nobles. Era una de las ejecuciones preferidas del populacho.













La pera:
Dependiendo del género del torturado la pera era introducida por el ano o la vagina, una vez dentro de tu cuerpo se giraba una manivela que abría el artilugio en tu interior causando un dolor insoportable, además de la expansión el objeto tenía en su punta unos pinchos se clavaban en tu interior.














Purificando el alma:
En muchos países católicos, el clero creía que las almas malditas se podían limpiar si se hacia ingerir al condenado agua hirviendo, carbón ardiendo o ambas en combinación.

Esta tortura solía producirse después de que el prisionero hubiese confesado su herejía cosa que normalmente ocurría tras haber sido previamente torturado y en muchos casos antes de ser ejecutado.















La jaula colgante:
La víctima era inmovilizada por una jaula, normalmente se colgaba al preso desnudo para ser expuesto a la multitud como símbolo de terror. La muerte podía tardar semanas, en las cuales el torturado podía fallecer debido al extremo frio, el calor o como en la mayoría de los casos por hambre o sed.

Este era un método de ejecución que normalmente se aplicaba después de que el prisionero hubiese confesado tras días de tortura.














Quemado en la estaca:
Una de las ejecuciones predilectas de la Santa Inquisición para acabar con la vida de las brujas. Se creía que con el fuego se purificaba el alma de la ejecutada y se impedía que su "maldad" se propagase entre los demás aldeanos.















El machacador de cabezas:
Un utensilio en el cual introducían tu cabeza y mediante un rodamiento te apretaban la cabeza por arriba , mientras que por abajo estaba el tope con tu barbilla.

Los dientes estallaban o se iban clavando en los huesos de la mandíbulas, los ojos se salían de sus cuencas debido a la presión cuando el cráneo se rompía y finalmente podía incluso salirse el cerebro por los oídos.














La cuna de Judas:
La víctima es suspendida sobre una estructura piramidal y bajda lentamente sobre su afilada punta, el propio peso corporal causaba que dicho vértice desgarrase la zona de apoyo que normalmente era el año o la vagina dependiendo del género del acusado,

Si el peso no era suficiente se aplicaba
un peso "extra" por medio de las cuerdas tirando del reo hacia abajo.














La cuna:
Esta se podría considerar una forma evolucionada de la cuna de Judas. Se obligaba a la víctima a sentarse sobre una cuña de metal extremadamente afilada, el peso del cuerpo unido al de las cadenas y bolas pesadas que se le unían a los tobillos causaban que se fuera clavando el metal en el cuerpo hasta que causaba la muerte, normalmente por desangramiento aunque en algunos casos si el cuerpo se torcia podía incluso amputar una extremidad.














La doncella de hierro:
Un sarcófago con un interior lleno de pinchos estrategicamente colocados para no causar la muerte del prisionero, las afiladas puntas se clavaban en partes blandas y puntos no vitales para que el sufrimiento fuera el máximo posible. El sarcofago de la imagen fue utilizado en 1515, el ejecutado sufrió terribles dolores durante dos días y eran continuos sus lloror y gritos de dolor durante ese tiempo. Las perforaciones que sufrió iban desde brazos y piernas en varios puntos hasta otros más delicados como el abdomen, hombros y el más espeluznante de todos, los ojos.















Silla de interrogatorios:
Cientos de afilados pinchos componían el respaldo y asiento de esta silla de torturas. Pinchos que por medio de una especie de cinturones que podían presionar al torturado a la silla se clavaban en toda la parte de atrás del cuerpo. Para que el sufrimiento fuese mayor se colocaba bajo la silla de hierro ascuas ardiendo que calentaban la silla y quemaban a la víctima.














Empalamiento:
Una enorme estaca perforaba y atravesaba tu cuerpo de un extremo al otro, se solía perforar al sentenciado por el ano hasta que la estaca salía por la boca. Normalmente en este proceso se solía morir pero se daban casos en los que se sobrevivía al sufrimiento durante casi un día. El empalamiento siempre se realizaba en público y solía dejar el cadáver a la intemperie para alimentar a los animales carroñeros y servor como escarmiento para el resto de la población.














La sierra:
A la victima se la colgaba boca abajo de los tobillos, con lo que toda o casi toda la sangre bajaba hacia la cabeza, oxigenando el cerebro y manteniéndola consciente un tiempo mayor que en otros casos.

Se procedía a cortar con una sierra, normalmente no muy afilada, el cuerpo en dos desde la parte genital, habitualmente se alcanzaba el ombligo antes de que la persona perdiera el conocimiento, muy pocas veces se llegaba hasta el estómago. Durante el proceso tu propia sangre corría hasta gotear por tu cabeza.

















Rompiendo con la rueda:
A la víctima normalmente desnuda se le ataban las articulaciones al suelo, fijaban por medio de unas maderas y se le iban destrozando los huesos de estas uno por uno con la brutal rueda de hierro, cuando todos los huesos eran papilla únicamente mantenida por la carne y la piel que los envolvía se le ataba a la rueda para ser expuesto a la muchedumbre, durante días se sobrevivía entre grandes dolores.

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