La vida se me aparece como instinto de crecimiento, de supervivencia, de acumulación de fuerzas, de poder; donde falta la voluntad de poder; aparece la decadencia. Afirmo que en todos los más altos valores de la humanidd falta esta voluntad; que bajo los nombres más sagrados imperan valores de la decadencia, valores nihilistas."
Friedrich Nietzsche (El Anticristo 6)
Tras
dos mil años de historia el Cristianismo se ha dedicado a condenar las
pasiones y los deseos más inherentes al ser humano, siendo estos los más
naturales y los que nos corresponden como especie para poder
sobrevivir.
En cambio esta religión insiste en que la humanidad entera o todos los que estén bajo su influjo obren en favor de una conducta que nos debilita, entristece, enloquece, fanatiza, enferma y nos llena de resentimiento y odio.
Todo orgullo legítimo, toda razón, toda ciencia, toda aristocracia, todo liderázgo, toda competencia, todo goce de la vida es pasado bajo el escrutinio moral del Cristianismo para luego ser condenado como réprobo.
Entonces esta religión prescribe todo lo contrario a lo arriba descrito. para el orgullo: humildad, para la razón: fe, al liderazgo: sujeción, a lo aristocrático: igualitarismo, a la competencia: prudencia para no mostrarla, para el goce y alegría: arrepentimiento.
Eso por nombrar sólo algunas de las cualidades de la moral superior. Todas las cosas que para la naturaleza humana son útiles y le hacen crecer y evolucionar tienen su receta cristiana de involución, de decadencia.
En cambio esta religión insiste en que la humanidad entera o todos los que estén bajo su influjo obren en favor de una conducta que nos debilita, entristece, enloquece, fanatiza, enferma y nos llena de resentimiento y odio.
Todo orgullo legítimo, toda razón, toda ciencia, toda aristocracia, todo liderázgo, toda competencia, todo goce de la vida es pasado bajo el escrutinio moral del Cristianismo para luego ser condenado como réprobo.
Entonces esta religión prescribe todo lo contrario a lo arriba descrito. para el orgullo: humildad, para la razón: fe, al liderazgo: sujeción, a lo aristocrático: igualitarismo, a la competencia: prudencia para no mostrarla, para el goce y alegría: arrepentimiento.
Eso por nombrar sólo algunas de las cualidades de la moral superior. Todas las cosas que para la naturaleza humana son útiles y le hacen crecer y evolucionar tienen su receta cristiana de involución, de decadencia.
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