El
fin de cualquier grupo satánico es liberarse de preceptos culturales o
sociales en los que sean considerados los valores morales o éticos.
La sociedad actual en muchas ocasiones hace ver el satanismo como algo
sin mucha relevancia. Sin embargo, lo negativo de las sectas satánicas
no es que sólo adoren a Satanás sino la desvirtualización de los
valores, la degradación del ser humano y el nombre de dios que este se
auto-otorga pisoteando así los seres con los que convive habitualmente.
También, entre muchas sectas se practican aberraciones sexuales, y
Maltrato- Sacrificios de animales.
El satanismo no permite ningún tipo de manipulación cristiana, para el
las convicciones cristianas no son mas que concepciones blandas y
patéticas. Afirma que el objetivo de ellos es la destrucción del orden
moral cristiano ya que lo consideran falso e hipócrita. Satán es un
símbolo de rebeldía frente a un concepto social determinado en donde no
hay cabida para la culpa y el pecado.
La mejor forma de analizar el satanismo es por medio de alguien que
realmente lo ha experimentado ya que este tiene fundamentos vivénciales
que le permiten dar un criterio mas claro acerca del fenómeno, este es
el caso de BlackFer quien hace referencia al satanismo partiendo de los
siguientes puntos:
El satanismo no es algo estático uniforme, no es un dogma ni una
religión. El satanismo no es un vestido igual para todos, el satanismo
no es un grupo de borregos marchando al paso de la oca, bajo la mirada
de un líder indiscutible.
Las creencias satánicas pueden variar de uno a otro grupo. Por ejemplo,
hay quien ve en Satanás un ser más o menos simbólico, expresión al mismo
tiempo, de la trasgresión y del racionalismo; y en los ritos, una
especie de psicodrama brutal que tiene por finalidad liberar al fiel de
los condicionamientos religiosos, morales y culturales que provienen de
su ambiente. Algunos satanistas que se reconocen en esta descripción
afirman que «el Satanismo es una religión de la carne. Para el satanista
la felicidad se debe encontrar aquí y ahora. No existe el cielo para ir
después de la muerte y tampoco el infierno de fuego como castigo para
el pecador». En cambio, hay quien ve en Satanás un ser real, príncipe de
las tinieblas, al cual es posible dirigirse mediante rituales mágicos
para obtener favores de diverso género. Y también quien ve en Satanás,
particularmente en Lucifer, una figura positiva que se opone a la acción
del Dios de la tradición judeo-cristiana, considerada negativa.
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